sábado, 26 de marzo de 2016

La importancia de enseñar a compartir a los niños



A los niños, cuando son pequeños les cuesta mucho compartir, pasan por la etapa de “mío” y se enfadan mucho cuando otro niño, bien sea un amiguito, su hermano coge su carrito o su muñeca. Hasta los cuatro años, los niños no desarrollan la teoría de la mente, es decir, no son capaces de ponerse en el lugar del otro, por eso, no nos vale decirle, “tienes que compartir porque a ti también te gusta que te dejen los juguetes”. Evolutivamente hablando, todavía no son capaces de ponerse en el lugar del otro. 

¿Qué hacemos para enseñar a compartir a los niños?

Cuando los niños son pequeños, basta que les digamos que tenemos una norma en la familia, “compartir”, que además coincidirá con la que tengan la escuela o en el cuido. Las explicaciones a esta edad tienen que ser sencillas, “hay que compartir”, y cuando no lo hacen, basta con retirar la atención al niño. Se la daremos al niño o al hermano que sí está compartiendo. De nada nos sirven las grandes charlas o los discursos que todavía no comprende, y con lo que además consigue atención.

Cuando el niño ya es más mayor, a partir de los 5 años, ya podemos entrar en explicaciones más complejas. A esta edad, empiezan a ser capaces de ponerse en el lugar del otro, y pueden llegar a entender que tienen que dejar sus cosas porque a ellos también les gusta que los demás compartan con ellos.

¿Cómo fomentar el valor de compartir?

Fomentar el valor de compartir es algo que tenemos que hacer todos los días. No obstante, podemos aprovechar fechas especiales como lo es la navidad o el día de la amistad para hacer algo más especial, como por ejemplo, entregar nuestra ayuda a los que más lo necesitan. Organizar actividades para los niños que implican compartir, no sólo los juguetes, sino también el tiempo. Así podemos ir a visitar hogares de ancianos, jugar con otros niños, compartir el tiempo, los juguetes y el material escolar con los demás, como parte de un aprendizaje que debemos fomentar en los niños durante todo el año.

Lo que no debemos hacer es castigar al niño por no compartir, o decirle que es egoísta o entrar a regañarle. Es mejor decirle que cuando no comparte, entonces nosotros no queremos jugar con él, y que cuando comparte sí. Es importante que entendamos que el niño no es “egoísta”, sino que tiene que aprender a compartir, porque cuando son pequeños les cuesta más, y en ocasiones no entienden que ellos prestan algo y que les pueden dar algo a cambio, y que luego se lo van a devolver.

Compartir es mucho más que el hecho material de prestar algo, abarca también otros valores como la entrega, la dedicación y el tiempo. Para aprender a compartir el tiempo, en ocasiones, son muy útiles los juegos de turnos en los que el niño tiene que esperar a que le toque a él, mientras la atención la tiene otro niño.

El logro de los retos en el aprendizaje de los niños




La mayoría de los padres del mundo quieren que sus hijos aprendan a ser responsables, que crezcan felices, que aprendan a superar los desafíos de la vida y que tengan una buena autoestima. Todo esto va relacionado porque se necesita una conexión en cada uno de estos aspectos para conseguir que un niño pueda avanzar positivamente en el camino de la vida. Un niño optimista, feliz y con buena autoestima se sentirá mucho más capaz para superar los conflictos y desafíos que pueda encontrarse a lo largo de su vida y además podrá resistir presiones negativas para poder superarlas y crecer internamente. Los niños felices tendrán más oportunidades para superar los desafíos porque serán realistas pero optimistas. 

Por este motivo resulta fundamental que para enseñar a que los niños superen desafíos, primero se trabaje la autoestima y la seguridad personal del pequeño. ¿Cómo? Confiando en sus posibilidades, enseñarle que equivocarse es bueno, dándole pequeñas responsabilidades (dependiendo de la edad y de sus capacidades), etc. 

Pero hay cosas que los padres pueden hacer en la educación del día a día en casa para que los hijos aprendan a afrontar los desafíos por sí mismos sin depender de los demás y sobre todo que no tengan una actitud pasiva ante la vida.

Reconocer las virtudes de los hijos para mejorar su autoestima.

Reconocer las virtudes de los niños y decírselo es muy importante. No es necesario que se destaque en lo que destacan todos los demás, no tiene que ser el mejor en matemáticas o en historia pero puede ser el mejor en arte, o en baile o en lo que a él/ella le guste más. 

Las notas en el colegio no son todo en la vida de los pequeños puesto que lo académico es importante pero lo emocional será lo que defina a una persona en su plenitud, por lo que el niño tendrá que desarrollar aquello que realmente le llene y le motive.

Respetar la individualidad de los hijos y su espacio personal.

Los niños necesitan su propio espacio para desarrollarse, además si el niño o la niña se ve diferente al resto no tienes que preocuparte, a veces lo diferente es lo que los hace especiales.

Además los padres también tienen la obligación de apoyar a los hijos y darles las herramientas necesarias para que puedan desarrollarse y experimentar los desafíos, afrontarlos y si se equivocan o no, no pasa nada porque a la próxima saldrá mejor si se realiza con constancia y buena voluntad. De este modo los pequeños encontrarán la motivación, la fuerza las energías y la entereza suficiente para ver cómo ellos mismos son capaces de conseguir lo que se propongas con sólo quererlo.